jueves, 2 de julio de 2009

DOS MANIFESTACIONES, UN MISMO FIN

Al transcurrir los minutos las manifestaciones iban tomando matices distintos. Dos frentes de la Asamblea Nacional eran, literalmente, atacados por consignas signadas de sentimientos diversos. Por un lado la defensa de la vida animal, que paradójicamente se dirigía en contra de una ley de protección animal, que según los manifestantes poco tenía de protección ha dicho seres, y mucho al humano subyugador. Por otra parte se escuchaban los gritos de los empleados y obreros del Cabildo de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, que decían no haber recibido el pago ordinario durante un mes y medio. Dos realidades distintas, pero al final, un pueblo luchador, que aprovechando la libertad en la que evidentemente se vive, y fortaleciendo la democracia venezolana, alzan su voz con objetivos, si bien distintos, con un mismo fin, nuestro fin: la grandiosidad de Venezuela.

Estuvimos ahí, como movimiento estudiantil, escuchando, viviendo parte del sentir venezolano, y por supuesto reflexionando. La confusión por la diversidad de las opiniones de los empleados del Cabildo, sobre si aquello tenía o no, o respondía, a un problema político, dado que nunca antes se había suscitada un suceso parecido, sino hasta el cambio estructural de la alcaldía mayor efectuado por el gobierno bolivariano, nos permite sumergirnos en el problema sobre lo que termina siendo político y lo que no lo es. “Si este peo se vuelve político se nos va a enredar la cosa” dijo uno de los manifestantes que, luego al ser entrevistado, dejo claro su afiliación al pensamiento socialista; afirmó además, que la manifestación nada tenía en contra del proceso, ni respondía como crítica al sistema que intenta implantarse en Venezuela. Por otra parte, los medios de comunicación no cubrieron dicha manifestación, exceptuando, al parecer, el canal reconocido de oposición, globovisión. La razón de la falta de los medios del estado como VTV, era atribuida a que no se les invitó.


Paralelamente a estos sucesos seguía desarrollándose la protesta en contra de la ley de protección al animal. “Los animales merecen respeto, el socialismo es también para ellos”, “nos cambiaron la propuesta, esa ley es una mierda”, fueron dos de las consignas vociferadas. Al respecto, uno de los organizadores nos explicó que la ley contemplaba aún vicios capitalistas, dado que daba prioridad de protección a algunos animales, los domésticos, sobre los otros, los llamados callejeros. Fueron esas y otras razones las que impulsaron la movilización de hombres y mujeres que sensibles ante una realidad poco divulgada, y sobre la que poco se reflexiona, decidieron aportar parte de sus valiosas vidas en búsqueda de una mayor protección a nuestros hermanos, pues si algo nos quedó claro en toda esta vorágine de pensamientos y opiniones es que no somos superiores a los demás animales. Si con humildad aceptamos esa realidad quizá la madre naturaleza nos vuelva acoger en su grandioso manto. Los demás animales son nuestros hermanos y deben ser respetados. Nuestra facultad de pensar y razonar debe estar siempre dirigida a la búsqueda y mantenimiento de la armonía, tanto entre nosotros, la raza humana, como con las demás razas de animales.

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